
La realidad es más compleja que esto
En este momento hay una exposición en el DHUB, llamado “los nuevos realistas”, que muestra la obra arquitectónica de un conjunto de arquitectos cuyos careras han sido marcados antes por la crisis inmobiliaria de 2008-2013 y después por la crisis climática (que por el momento no tiene fecha). La exposición empieza con una introducción a cargo de Societat Orgànica, el despacho de arquitectos, consultores medioambientales que han hecho una gran labor en crear conciencia en el gremio sobre temas como arquitectura bioclimática, simulaciones energéticas y análisis de ciclo de vida. Estos conceptos conforman el prólogo de la exposición y son aspectos importantes en las obras que se muestran después.
Pero entonces pasa algo raro. Entre la primera parte teórica y los proyectos expuestos después falta un paso importante: una explicación de la metodología mediante el cual los arquitectos han llegado a las obras resultantes. Y a faltar este paso el discurso cojea, y mucho, y al final los comisarios han caído en una trampa, que es querer suponer que hay una relación directa entre los fenómenos del prólogo, relacionados con la sostenibilidad, y un estilo visual. La coherencia, (por no decir uniformidad) de imagen que se establece a partir de una serie de enormes fotos pretende establecer un canon estético de arquitectura sostenible. Y, como ya hemos dicho en ocasiones anteriores: la arquitectura sostenible no se reconoce a primera vista. No se ve si el árido del hormigón es reciclado o si la madera tiene sello FCS.
Para ser claro: los proyectos expuestos son buenos y algunos son muy buenos; varios de ellos los hemos comentado en este blog de hecho. Pero los comisarios han hecho un flaco favor a la arquitectura sostenible al exponer la de esta manera. Y no podemos evitar quedarnos con una sensación de serias dudas sobre la afinidad de los comisarios con la ecología, e incluso sobre su capacidad de comprender aspectos esenciales de la sostenibilidad en la edificación.
Como si no así podemos interpretar el hecho que casi no hay ninguna obra de rehabilitación entre las decenas de proyectos seleccionados? Porque no se han incluido por ejemplo las viviendas sociales rehabilitadas de Sant Feliu de Llobregat Mariona Benedito y Martí Sanz? Hace pensar que simplemente ha sido porque la imagen no encajaba.
Si se aplican de manera rigurosa los criterios del discurso inicial y del manifestó final de la expo, seguramente uno se daría cuenta que la huella ecológica de un edificio rehabilitado es mucho menor que la de cualquier edificio de nueva construcción. La exposición queda estancado en el supuesto que la obra nueva sigue siendo nuestro punto de partida y esto es una muestra de falta de visión; una muestra que no se ha logrado ver más allá que lo meramente visual de la arquitectura sostenible. Y la realidad es más compleja que esto.