
calor > aire acondicionado > kWh > CO2 > más calor … y porqué no con arquitectura?
Hemos vivido de nuevo unos días muy calurosos en España, y de hecho en todo Europa. No hemos sufrido incendios forestales como los de Canadá y tampoco las temperaturas del sud de EEUU, pero confortable no ha sido… a ver como ira el resto del verano.
Parece que en Europa los efectos del cambio climático son mayores que en otras partes del mundo y sobre todo en el norte del continente esto implica un cambio de paradigma en cuanto a cómo hay que plantear el tema del confort térmico. Cuando antes la principal preocupación era conseguir suficiente calor al interior del edificio durante la época invernal, poco a poco se añade a esta necesidad la de tener frescor en verano. En aquellas ciudades al otro lado de los Pirineos donde antes la instalación de una unidad de aire acondicionado para un edificio residencial no se contemplaba, ahora se empieza a considerar esta opción.
Ahora… ojo! Hay que combatir las consecuencias del heat island effect… de acuerdo… pero démonos cuenta de lo que pasará ahora. Al introducir instalaciones de producción de frío (lo cual es un proceso que requiere mucho más energía que la producción de calor) estamos otra vez aumentando la demanda energética de las ciudades. Y como la energía eléctrica por el momento sigue viniendo de fuentes no-renovables, estamos hablando de nuevas emisiones de CO2, que después causan más colar y… circulo vicioso.
Érase una vez una sociedad que no disponía de electricidad. De esto no hace más que dos siglos, de hecho. Y entonces había arquitectura y esta misma arquitectura ya afrontaba el tema del confort térmico en épocas de calor: mediante elementos de protección solar, con ventanas orientadas allí por donde el viento podría entrar, con materiales que amortiguaban los picos de calor… Había arquitectura en lugar de instalaciones. Y en Europa (y el resto del mundo también) tendríamos que recuperar este conocimiento. La sensibilidad, las tecnologías, los productos, las maneras de vivir. Se trata de un cambio de paradigma, algo que incide de manera seria en la vida de las personas. Pero es necesario que los arquitectos aportamos desde nuestra profesión a soluciones de este tipo, si no queremos empeorar la situación a escala global.
Un buen verano para todos.