
Arquitectura
Es la respuesta de la Humanidad respecto el contexto en el cual vive. Se ha desarrollado como un mecanismo que responde a su condición social, tecnología y progreso. Ha desarrollado también otros aspectos del ser humano como la creatividad, el bienestar, la avidez y la frivolidad. Es imposible pensar en arquitectura sin pensar en la relación entre la gente y la energía.
En la historia este “link” fue indisoluble mientras la gente se limitaba a usar los medios del confort ambiental que la naturaleza aporta. En el último siglo la cosa cambió: La gente ha incrementado exponencialmente el impacto ambiental sin pensar en el futuro. Con un incontrolado abuso de recursos, actualmente las emisiones de CO₂ causados por la industria representan el 40% del monto total, con las tremendas consecuencias derivadas.
Debemos dar un paso atrás y repensar la arquitectura como nuestros ancestros, usando las fuentes naturales como primera regla de diseño. Sin embargo el contexto no debe ser sólo considerado bajo el aspecto medioambiental. Cultura, Sociedad, Tradición, están en la raíz de los proyectos. El diseño arquitectónico debe ser una respuesta racional a estos criterios. Éstos deben ser sintetizados en un diseño concreto, englobando creatividad y tecnología, creando un diálogo entre lo que existe y lo que será. Es necesario reconocer que la tradición nos ha legado el secreto de la síntesis, en el esquema unitario de Vitrubio, que reúne utilitas, firmitas, y venustas. La arquitectura que hemos construido recientemente puede valorarse según la prioridad de uno de los tres componentes sobre los otros. Incluso podemos llegar a pensar que un razonamiento ajustado entre utilidad y construcción conducirá inevitablemente a la belleza, como esencia de lo que es verdadero y no innecesario y frívolo.