
Alè dels déus
La práctica del arquitecto ofrece diferentes maneras de contacto con la realidad y permite formas de análisis y respuestas creativas muy variadas. El artefacto arquitectónico es producto de innumerables reflexiones y comprobaciones; y, una vez construido entalmente, la arquitectura va tomando protagonismo por ella misma como un hecho autónomo – más allá, incluso, de las intenciones iniciales de quien las ha concebido. Ella misma se sitúa en la Historia y en la Crítica. Como es sabido, la specificidad de la forma arquitectónica incluye, en el proceso de síntesis, consideraciones funcionales y constructivas y esto la distingue de otras formas, como la musical o la pictórica. Estos dos parámetros (las “utilitas” y “firmitas” del tratado vitruviano), que pertenecen a la esfera racional del conocimiento, se combinan con el parámetro de la “venustas” (la belleza, entendida aquí como forma), que no deja de ser la manera de interrelacionar las otras dos, en un proceso que, partiendo del ámbito de la racionalidad, se interna en el subconsciente.